Muchas de las resoluciones de año nuevo más comunes giran en torno a tener un nuevo físico. “Comenzar dieta”, “volver al gimnasio”, “bajar 10 libras”, “sacar los cuadritos en el abdomen”, y muchas más son las metas que se encuentran en esa lista de resoluciones. Pero, ¿hasta qué punto esas resoluciones son en realidad metas realistas, o por el contrario, son objetivos inalcanzables que se convierten en pesadillas o frustraciones?
Para que tus resoluciones de belleza física se puedan convertir en realidades e historias de éxitos te traemos los mejores consejos y planes para finalmente obtener ese cuerpo que siempre has deseado, en este nuevo año.
Lo primero que debes saber es que tanto en las dietas de adelgazamiento como en la alimentación sana en general, la base de la alimentación deben ser los carbohidratos complejos, es decir: pasta, arroz, cereales y pan integrales, patatas y legumbres. Esto quiere decir que estos alimentos son importantes en nuestra dieta porque son los que nos proporcionan la energía para realizar nuestras actividades, pero es importante que sean integrales y multigranos. Los carbohidratos blancos son muy procesados y además de subir los niveles de azúcar en el organismo, se alojan en el cuerpo en forma de grasa. Los integrales, además de ayudar a limpiar el cuerpo por ser más ricos en fibra, no se descomponen tan fácilmente en azúcar.
Hablando de fibra, algo muy efectivo e importante para ayudar a adelgazar y mantener listo el organismo es hacer una sesión de “desintoxicación”. Muchas veces le echamos mucha basura a nuestro organismo, y nuestro sistema digestivo ya no funciona tan eficazmente como debería, lo que se traduce en menos eliminación de toxinas, grasas, etc. Un buen lavado de los intestinos acompañado de una dieta rica en fibra, o el consumo de algún laxante o limpiador del colón, dejará tu cuerpo como nuevo para adelgazar más rápidamente.
Proteínas: Pescado, huevos, carne, legumbres y lácteos -0% y descremados-. La carne siempre desprovista de la grasa visible o la piel. Puedes cocinarla con la grasa, pero mejor retírala antes de servirla en el plato. Así te evitas la tentación de comértela.
Grasas: Restringe al máximo las grasas; aceite en general, mantequilla y margarina, queso y lácteos no descremados, embutidos -chorizo, salchichón, etc.-, carnes grasas -jamón, cordero, vísceras-, panadería industrial – pan de leche, pastelitos, galletas de todo tipo.
Azucares: También hay que reducir el consumo de azúcares y dulces, chucherías, refrescos azucarados, aperitivos.
Evita todos los alimentos fritos. Intenta cocinar a la plancha, a la parrilla o cocido. De todas maneras, pon un papel toalla para que se absorba el aceite sobrante.
Ejercicio: Tan importante como la dieta es hacer ejercicio de tipo aeróbico, de larga duración y baja/moderada intensidad: bicicleta, caminar, natación, aeróbic, step. Estos ejercicios van encaminados a quemar grasa. Debes hacerlo mínimo por una hora de duración, y al menos 2 días por semana. Es importante que sepas que el ejercicio si no dura un mínimo de 30-40 minutos no te ayudará a quemar grasa. Deberías además hacer algo de pesas para tonificar y fortalecer los músculos. Si eres una chica, haz pesas suavemente o alguna actividad en grupo, o con poco peso y varias repeticiones para que te mantengas tonificada y definida. En cuanto a los chicos, el plan es perder peso; no esperes perder peso y a la vez aumentar volumen muscular, no se puede. Debes ir paso a paso, pierdes peso y luego ganas volumen.
Come proteínas magras como el salmón y otros pescados y evita las grasas como res, vísceras y otras.
El ejercicio debe convertirse en uno de tus hábitos de vida. Es el complemento ideal de cualquier plan dietético, ya que te ayudará a perder y mantener el peso y te evitará tener que hacer dietas restrictivas o renunciar a ciertos alimentos. Hacer ejercicio también mantendrá a raya tus niveles de colesterol, tu azúcar en sangre, tu estrés y hasta tu ansiedad por la comida. Importante: aliméntate en función de tu actividad física del día; desayuna bien y come carbohidratos el día que vayas a ir al gimnasio, de preferencia tres o cuatro horas antes. Bebe agua antes, durante y después de la práctica y no te olvides de tomar potasio (plátanos) para evitar tirones.
En cuanto al número de comidas deben ser un mínimo indiscutible de 4 ó 5. Evidentemente, repartiendo la comida total en pequeñas porciones, activas tu metabolismo y quemas calorías más rápidamente. Además bebe unos 2 litros de agua al día, y si es antes de las comidas mejor para que se llene tu estómago, tengas menos apetito y termines comiendo menos.
Si no haces ejercicio, la dieta será menos efectiva, y a veces casi inefectiva.
Recuerda que siempre debes consultar con tu médico de confianza antes de comenzar un programa dietético.